En un contexto global marcado por la urgencia climática y la creciente presión regulatoria, el sector del transporte y la logística se enfrenta a un reto claro: mejorar la eficiencia operativa sin sacrificar la sostenibilidad. La logística sostenible ya no es una moda, sino una necesidad estratégica. Las empresas que consiguen alinear sus procesos con criterios medioambientales no solo reducen su huella de carbono, sino que también optimizan costes, fortalecen su reputación corporativa y aseguran su competitividad a largo plazo.
